Monday, May 3, 2010

OMAR ORTIZ as seen by FIX

LA BANDA DE LOS CUATRO




Fernando IX University


La fiscalía acaba de poner en evidencia ante una juez de garantías lo que muchos colombianos ya sospechábamos. Es, naturalmente, el acusar a cuatro altos funcionarios del Palacio de Nariño de ser los orientadores, por decir lo menos, de las investigaciones ilícitas que adelantaba el DAS contra políticos, periodistas, miembros de organizaciones de derechos humanos y en especial de los voluminosos expedientes que se llevaban contra los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Todo porque los investigados, sin orden judicial competente, no eran afectos al gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez. Pero no es la primera vez que esta bandola tiene líos con la justicia, o por lo menos es nombrada en relación a actuaciones delictivas. Son los mismos que figuraron cuando el escándalo de la Yidis política y los mismos que recibieron en el sótano de la Casa de Nari a un reconocido narcotraficante que tenía la misión de deshonrar a un magistrado auxiliar de la Corte que adelanta las investigaciones de la parapolítica.Ellos, Bernardo Moreno, secretario privado del Presidente; Cesar Mauricio Velásquez, jefe de prensa de Palacio; Edmundo del Castillo, asesor jurídico de la presidencia y José Obdulio Gaviria, asesor presidencial sin cargo conocido, son, según la fiscalía, los gestores de los múltiples delitos cometidos materialmente por funcionarios del DAS buscando beneficiar a su jefe el señor Presidente de la República. Como los entes investigadores no han establecido si el beneficiario de los delitos estaba al tanto de la gavilla que ordenaba los mismos, me abstengo de señalarlo como participe en tan macabra conspiración contra la democracia y las instituciones, pero mucho me temo que ese veredicto solo lo podremos conocer los colombianos si la siniestra pandilla que ha venido detentando el poder es derrotada sin ambages el próximo 30 de mayo.Por eso no creo que los ilustres conservadores, hijos de otros inolvidables conservadores a los que debemos entre otras la violencia política de los años 40 a los 60, que levantaron junto al candidato Juan Manuel Santos los brazos de la victoria en una patética foto que nos recuerda precisamente el país que no queremos, lo hicieran movidos por un afán de preservar las orientaciones del partido al que dicen pertenecer. No. Lo hicieron porque todos ellos, incluido Santos, defienden un país que les continúe proporcionando las generosas dadivas del Agro Ingreso Seguro; un país sin derechos, totalmente excluyente, signado por principios guerreristas y totalitarios. En suma, el horrendo país que padecemos. Está en nuestras manos el remedio.

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